Cada deportista por su forma de comportarse y moverse dentro del terreno de juego solemos comparar su estilo y forma de jugar con animales. Por ejemplo, Carlos Puyol lo conocen como “tiburón” Puyol, a Falcao como el “tigre”, al colombiano Montoya el “mono”.

Estando en casa viendo un documental sobre el colibrí, según avanzaba el programa, más veía en aquella pequeña ave reflejarse en los movimientos del árbitro de fútbol.
El colibrí esta en continuo movimiento, cuando ve la oportunidad se acerca rápidamente a la flor, toma el polen y desaparece.
Un árbitro de fútbol tiene que actuar igual que el colibrí en el terreno de juego, “audaz y rápido”, tiene que estar bien situado siguiendo las recomendaciones del sistema de diagonal, ni muy “cerca”; estando muy cerca lo que va hacer es molestar a los jugadores y al juego, ni muy “lejos”; ya que no vería con claridad lo que sucede.
En el momento que exista cualquier infracción a las reglas de juego tiene que actuar, desplazarse rápido, tomar las decisiones pertinentes con seguridad y volver a colocarse en su posición, nunca se puede quedar en el lugar de la infracción, lo único que va hacer es que los jugadores protesten y que pueda oír comentarios que no suelen gustar o que suceda alguna situación que no puedas ver por estar dentro del lugar de los hechos.

Cuando dos contrarios se ponen a discutir, hay que desplazarse rápidamente, amonestar a los jugadores y recuperar la posición, el efecto es mejor que intentar llegar a un acuerdo con ellos.
Hay que actuar como el colibrí estando continuamente en movimiento, siempre cerca del juego se conseguirá realizar un arbitraje preventivo, la presencia del árbitro no es sólo para tomar decisiones sobre las reglas de juego, es para evitar que se produzcan las mismas, es lo mismo que cuando hay un policía por los alrededores nadie se atreve a saltarse la línea continua, lo mismo sucede cuando el colegiado está cerca se consigue que los jugadores se comporten correctamente y de esta manera evitamos que algunos futbolistas realicen argucias para sacar ventaja.
En todo momento hay que estar tranquilo y sereno, en ningún momento tiene que dejarse llevar por los nervios de los jugadores, o público, nunca debe alterarse, tiene que ser firme y seguro en sus decisiones, pero con tranquilidad, respeto, y rápido como el colibrí.
Como diría uno de los mejores árbitros que ha dado este país; “mano de hierro guante de seda.”
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