¿QUÉ SUELE SUCEDER CUANDO SE COMPITE PARA GANAR?
Se suele seleccionar a jugadores que están acelerados en sus capacidades físicas, especialmente a los más fuertes. Ellos son los titulares.
Se da menos importancia a su habilidad técnica, a la asistencia regular, a su actitud y esfuerzos en los entrenamientos y al comportamiento dentro del grupo
Hay menos posibilidades para los menos fuertes físicamente, para los más jóvenes, para los mas retardados en su desarrollo y menos capaces. El futbol es antidemocrático.
Desde los 8 años se da una desmesurada importancia a la táctica colectiva.
Se aplica siempre el mismo sistema de juego.
Se busca inmediatamente la profundidad en el juego de ataque. El equipo tiene prisa y juega más rápido de lo que es capaz.
Se juega muy verticalmente y se emplean frecuentemente y preferiblemente pases largos (también el portero despeja con el pie).
Pocas intenciones para construir el juego. Frecuentemente el balón no pasa por el medio del campo y va directamente a los atacantes, mediante pases largos.
Se realizan pocos cambios de orientación en las acciones ofensivas.
El responsable es un entrenador/técnico que instruye con el fin de ganar el partido y el campeonato.
El jugador debe obedecer al técnico que manda desde la línea lateral.
En busca de la victoria enseña a ser desleal, hacer trampas, ser deshonesto y engañar a los contrarios y al árbitro. Los fines justifican los medios.
Se juega más contra que con el balón. No hay tiempo y espacio para amagues.
Prematura especialización en una determinada demarcación o rol. Juegan siempre los mismos y poco los suplentes.
Se expone al joven prematuramente a la competición de los adultos. Dura años hasta que desarrolle los mismos hábitos que demuestran los adultos en el juego 11 contra 11.
Se da una desmesurada importancia al trabajo físico porque así se consiguen más rápidamente resultados.
Para poder ganar prevalece en los entrenamientos la aplicación de la metodología tradicional.
Se valora más lo deportivo que las personas. Se aceptan frecuentemente comportamientos discutibles para conseguir buen resultado.
¿QUÉ SUELE SUCEDER CUANDO SE COMPITE PARA FORMAR?
Todos juegan y no solo los más fuertes. Se prefiere a jugadores con perspectivas en el manejo del balón e inteligencia.
El buen comportamiento fuera y dentro del campo es uno de los criterios para la selección así como la voluntad de esforzarse.
Todos tienen los mismos derechos para jugar independientemente de su físico y capacidad. El futbol es democrático.
El partido sirve para evaluar el grado de habilidad y ganar experiencia en la táctica.
Se varía frecuentemente el sistema de juego.
Prevalece la cultura de mantener la posesión del balón. No hay prisa en el juego.
Todos los jugadores tocan el balón. Prevalecen pases cortos y apoyos cortos. El portero suele servir el balón con la mano.
El balón avanza generalmente de la defensa a los medio campistas y de ellos a los atacantes, basándose el juego en los principios de comunicación y cooperación.
Con el objetivo de crear espacios para la penetración, se cambia frecuentemente la orientación en el ataque.
El responsable es un formador que estimula con el fin de mejorar el rendimiento del jugador y de su equipo.
El jugador realiza la próxima acción en función de lo que él ha observado y decidido. No decide el técnico para él.
Se enseña la deportividad, a la honestidad, a respetar el reglamento y ser leal en las confrontaciones con los adversarios.
Se juega con el balón, acariciándolo. Hay tiempo para ejecutar fintas y utilizar su fantasía e imaginación.
Todos reciben varias oportunidades, experimentan varios puestos y roles en la competición. Juegan todos, independientemente de su calidad.
Se adapta la competición en cada fase de la evolución del niño a sus capacidades físicas e intelectuales.
Se busca respetar la naturaleza del niño y se mejoran las capacidades condicionales y coordinativas con una gran variedad de juegos.
Para poder formar mejor al jugador debe prevalecer en las prácticas la aplicación de la metodología activa.
Se da prioridad a la formación de la persona por medio del deporte. Se utiliza el deporte como una escuela de la vida.
(Opiniones extraídas del libro "FUTBOL A LA MEDIDA DEL NIÑO”, de Horst Wein).
DE ESTAS DIFERENCIAS PODRIAMOS EXTRAER LAS SIGUIENTES CONCLUSIONES
En las categorías de formación, la práctica de un juego de buena calidad deberá estar por encima de los resultados deportivos, porque para enseñar a jugar bien es necesario olvidar los resultados y estar dispuestos a correr riesgos tácticos, aunque el equipo adversario marque goles. Es importante comprender que el juego es una extensión del proceso de entrenamiento.
Buscar siempre la victoria, con gran desempeño y determinación, intentando siempre jugar de la mejor forma posible y nunca intentar ganar a cualquier precio, como si ganar ahora fuese lo más importante.
No debemos dar gran importancia a la derrota, pues perder es siempre una posibilidad que existe en el transcurso de un partido y nunca hay garantías de ganar. Pero si alguien nos gana, que sea el equipo que mejor juego a desarrollado, pero nunca perder por no haber luchado con todas nuestras fuerzas. Nuestros jugadores no se considerarán derrotados si han dado lo mejor de sí mismos e hicieron todo lo posible para alcanzar la victoria.
Ganar no es tan bueno o importante como parece, ni perder tan malo. No se puede asociar de una forma simplista la victoria con el éxito y la derrota con el fracaso, ya que todo depende de cómo un equipo consigue esos resultados, porque se puede ganar jugando muy mal y en un ambiente poco agradable, y perder jugando muy bien y con un buen espíritu del grupo.
Hay que aprender a jugar como si fuese un entrenamiento y a entrenar como su fuese un partido.
Ganar es la consecuencia de jugar bien, por tanto tenemos que estar motivados y pensar en jugar siempre lo mejor posible, porque los resultados aparecerán en el momento oportuno, como la fruta madura que cae por su propio peso.
¿Qué entendemos por la formación del futbolista?
¿A QUÉ LLAMAMOS FORMACIÓN DEL FUTBOLISTA?
La respuesta es bastante sencilla, formar es preparar a un niño o niña para ser futbolista. Esta preparación es compleja, existen numerosos detalles a tener en cuenta. Sin embargo, en este primer apartado pretendemos reflexionar sobre el nivel del futbolista, el aficionado, el profesional.
Es importante en primer lugar identificar al grupo de jóvenes a los que dirigimos nuestra labor formadora, ver si tienen las capacidades básicas para ser un profesional, ver el momento en el que nos encontramos en el proceso. Puede que cometamos un error inicial al pretender formar a jugadores cadetes con escaso nivel para ser jugadores profesionales, ni queda tiempo, ni tienen las cualidades suficientes. En este caso orientaremos nuestra labor hacia una formación deportiva más general, que sean jóvenes sanos, que se diviertan con el fútbol, que conozcan nuevos compañeros etc. Los medios de entrenamiento serán diferentes, la exigencia será diferente, más flexible. Con niños pequeños, en edades alevines y benjamines la formación es muy parecida para todos, se tratará de utilizar el fútbol como un medio, adaptándolo a las características de un niño, dimensiones, material, juego y diversión.
¿CÓMO FORMAR A UN/A FUTBOLISTA?
En primer lugar es necesario comentar algunas ideas sobre el debate clásico, el jugador nace o se hace. Creemos importante aclarar esta cuestión. Cada vez es más indudable la importancia del entrenamiento y las experiencias que tiene el deportista en comparación con las cualidades innatas, especialmente en fútbol. Exponemos una cita de Baker, 2001, citado por Hohmann (2003). Parece estar claro que la herencia puede jugar el mismo rol importante que la educación del talento en un deporte que depende de uno o dos componentes, como el atletismo. En todos los demás deportes, especialmente en aquellos donde las habilidades para el tratamiento de la información, es decir habilidades para ver al compañero, balón, oponentes en constantes cambios y a diferentes velocidades, como en fútbol, el rol de la práctica o entrenamiento intencionado es más importante que el componente genético. Además en fútbol los componentes son muy diversos, psicológicos, físicos.
Influyen innumerables aspectos en el talento de un jugador, diferentes teorías del aprendizaje nos dicen que desde muy temprana edad se desarrollan las capacidades para cualquier actividad. Cuando realizamos una primera evaluación a un niño/a que con 10 años nos muestra unas cualidades magníficas y a otro que no las posee, decimos que uno ha nacido futbolista y el otro no, desconociendo la actividad previa que han realizado hasta esa edad. De hecho, el entorno familiar en los primeros años influye notablemente, los juegos que realiza con los hermanos, padres, si vive en la ciudad o ha correteado y saltado incansablemente en el campo.
Una vez que a los 10 ó 12 años se han identificado a los jugadores con mayores habilidades se inicia el proceso de formación en los clubes. Creemos conveniente planificar este proceso para controlar lo que estamos haciendo.
En primer lugar, es necesario reflexionar acerca de las habilidades que son necesarias para ser futbolista profesional. Como deporte abierto y con numerosos componentes es difícil plantear un perfil exacto. Algunos futbolistas de Primera División destacan por su calidad con el balón, otros por su fortaleza física, otros por el carácter ganador. En cualquier caso todos ellos cumplen unos requisitos mínimos en el resto de componentes. Esta es nuestra idea, formar jugadores que, respetando y perfeccionando el aspecto sobresaliente que les hace destacar sobre la media, mejoren hasta los mínimos necesarios en todos los demás componentes que requiere el fútbol. Por ello, se estudian las edades en las que se debe entrenar unos contenidos y no otros. Sabemos que la resistencia anaeróbica no debe adelantarse a edades anteriores a los 13 ó 14 años, que las habilidades técnicas serán el sustento de las posteriores decisiones tácticas del individuo. Posteriormente se analizan los medios de entrenamiento, sabemos las ventajas que ofrecen las situaciones reducidas en iniciación respecto al juego colectivo de 11x11, los aspectos positivos de las tareas integradas con balón mediante el juego, la necesidad de exigir una reflexión al jugador cuando realiza alguna acción para que sea inteligente en el partido.
Los numerosos contenidos a entrenar se organizarán en las diferentes etapas de forma progresiva. Utilizaremos la competición como una situación problema para observar el comportamiento de los jugadores, es un examen, variable, en diferentes puestos, ante diferentes oponentes, sin estar supeditados únicamente al resultado, servirá de nueva experiencia. Pero para todo ello, hay que explicar a los padres, a los directivos, nuestras intenciones, que todos entiendan que sacrificar el resultado en etapas tempranas es reforzar las cualidades de los jugadores en etapas posteriores. Rotar a los jugadores de 10 y 12 años es provocar dificultades nuevas, un jugador que se acostumbra a jugar en banda no aprende a tener oponentes en todo su alrededor como le ocurre a un pivote en el centro del campo, colocar al “grande” de delantero centro o central desde los 10 años, sin saber si crecerá más o menos, es limitarlo. Todos conocemos jugadores que han desarrollado antes y que sin embargo luego se han quedado, se han quedado en estatura y en experiencias variadas. Es fácil decirlo, ¡ya!, pero si no gano me echan. Seguiremos intentando convencer a más gente.
Es relativamente sencillo planificar el entrenamiento si se cuenta con recursos y personal cualificado. Personal cualificado, ¡este sí que es un aspecto importante. La calidad de los entrenadores se basa en una formación adecuada, en experiencias previas como jugador o entrenador, pero además en una inquietud constante por parte del entrenador de mejorar y aprender día a día. La idea de que en el fútbol todo está inventado nos parece muy peligrosa para los entrenadores nuevos. Nos gusta más la idea de que cuanto más sabemos mejor apreciamos todo lo que nos queda por aprender. Y al final de todo ello, está el cariño, la paciencia, el sacrificio y la modestia del entrenador de base. Cualidades que se deben utilizar de distinta manera según las edades a las que nos enfrentamos, niños, jóvenes o adultos.
Parece muy fácil hacer futbolistas, teóricamente, pero la realidad es otra, en las mejores escuelas del mundo el porcentaje de futbolistas del más alto nivel respecto al número de niños y niñas que empiezan es muy reducido, al final siempre falta algo, las lesiones, errónea selección, el entorno familiar, una lenta progresión, falta de motivación, excesiva presión, métodos inadecuados, entrenadores no cualificados etc. De todos los inconvenientes que se aprecian el objetivo de una entidad
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